Calandrado

Cortesia de la empresa Lang Te Industry, Gaungrao County, Dongying, China

Introducción

El Calandrado es uno de los procesos de transformación más utilizados en la Industria del Caucho. Muchos artefactos se obtienen directamente de placas, hojas o membranas de caucho, o de caucho calandrado en materiales de soporte de naturaleza textil o metálica, en las cuales el factor geométrico común determinante es su espesor. Las otras características dimensionales – ancho y largo – pueden también ser importantes, lo que depende del artefacto que se quiere producir.

Los inicios del calandrado se remontan a 1825, año en el que Thomas Hancock registró una patente en Inglaterra para la fabricación de tejidos impregnados de caucho. El invento consistía en pasar un tejido y caucho, en simultaneo, entre dos rollos metálicos. Pero se debe al ciudadano norte americano Edwin Chaffee el registro de la patente de la primera calandria de 4 rollos (Figura 1 – US Patent N.º 16 – 31 de agosto de 1836). Los rollos 1 y 4 tenían diámetros de 450 mm y los rollos 2 y 3 tenían diámetros de 300 mm.

Figura 1 – Calandria de Edwin Chaffee (US Patent N.º 16)

Este equipo impresionaba, en su época, por su dimensión y pesaba alrededor de 30 toneladas. Por eso era conocido como el Monstruo de Chaffee.

Esta calandria vino a pertenecer, años después, al inventor de la vulcanización, Charles Goodyear, el cual comprendió las potencialidades de la máquina y el alcance de su utilización en el procesamiento del caucho. En la primera mitad del siglo XX existían en Inglaterra, y aun en plena actividad, calandrias con más de 100 años, cuya construcción había sido hecha en el año de 1840 y siguientes.

La construcción de calandrias evolucionó, técnicamente, después del término de la Segunda Guerra Mundial, pero se puede decir que el principio básico de su funcionamiento se mantiene. La construcción de las calandrias evolucionó en términos de número de rollos y, particularmente, en su arreglo geométrico. Las primeras calandrias se movían con vapor y la transmisión del movimiento se hacía por un sistema de ruedas dentadas. Con la invención del motor eléctrico, se pasó, más tarde, a accionar con este tipo de motores, pero continuando la transmisión de movimiento a ser efectuada por ruedas dentadas. En el inicio no existían equipamientos de controle; actualmente las calandras disponen de los más variados tipos de controles, lo que proporciona la obtención de calandras de calidad, con elevado rigor dimensional.